miércoles, 8 de enero de 2014

Tu interior

Oscuridad. La claridad de la Luna no puede atravesar la espesura del bosque. En las rocas atisbo señales, símbolos que rememoran un pasado ya remoto. Reminiscencias de una época más sencilla donde las almas de nuestros congéneres estaban aún en consonancia con la naturaleza que nos rodeaba. Podría ser Inglaterra, Bretaña, Irlanda, Galicia. No lo sé con claridad. Sólo sé que este lugar me calma a la vez que me ahoga. Avanzo entre arbustos que acarician mi cuerpo semidesnudo mientras sollozos de un alma atormentada penetran en mi ser causando una gran impresión por la que me tambaleo y caigo al suelo. ¡Qué dolor! ¡Qué desgracia debe de sufrir ese espíritu! A lo lejos observo un lago, en cuya orilla hay una gran piedra. En ella, una chica está sentada. Escucho el desgarrador llanto que expulsa su cuerpo. Conforme me acerco veo cómo sostiene con su mano derecha una daga que parece a mis ojos antiquísima. Súbitamente, rasga la piel de su brazo izquierdo. Comienzo a correr, necesito socorrerla. No sé quién es, pero algo dentro de mí clama por que su existencia siga. Llego a tiempo para sostener su frágil cuerpo que caía de la roca. Al ver su cara confirmo el lugar en el que me encuentro: Galicia. Y quién es ella, mi pequeña musa. Recuerdo dónde me encuentro en realidad: su interior. Mi pequeña guerra celta, curaré tus heridas. 

Mi pequeña musa, para salvarnos hemos de acabar con esta oscuridad que nos rodea. Es reconfortable a veces, y sé que tienes miedo de volver a la realidad, pero sólo es una ilusión. Si no salimos no podremos recorrer los parajes que tus ancestros recorrían. Ella, que tenía su cabeza apoyada en mi mejilla, me mira con sus preciosos ojos. Sus dorados cabellos parecen iluminar. Y es así en efecto, de ellos aparece una luz que comienza a iluminar su mundo interior, que rompe las cadenas impuestas por sus demonios. Observa mis labios y los besa. Un frío acogedor atraviesa mi cuerpo. Nuestras almas están ahora unidas, pienso mientras todo se va volviendo borroso. 

Estamos despertando, guerrera, hemos ganado esta batalla.

-Melok.

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