jueves, 30 de enero de 2014

Corduba

Vientos acarician nuestra piel
protegida por prendas, telas.
Con mi brazo por detrás de tu sien
tu compañía borra mis penas.

En tu sonrisa se refleja mi felicidad,
en mis ojos tu figura
cargada de belleza
con su natural finura.

Observas unos felinos
y memorizo esta instantánea.
Posees un gran tino,
me has llenado de alegría momentánea.


-Melok

domingo, 19 de enero de 2014

"Que te jodan"

Hoy estoy cansado de esperarte. Estoy harto de despertar y que no llegues, de ansiarte con todas mis fuerzas y que no llegues. Me da miedo que aparezcas en vida al mismo tiempo que anhelo conocerte. Me hago daño para que vengas, me lastimo para verte, amor de mi vida. Lo más parecido al contacto que puedo aspirar es en la estancia que tengo reservada en mis sueños. Allí podemos observarnos, danzar, descansar... Y de tanto intentarlo hay veces en la que desisto. Que le jodan al mundo y que te jodan a ti, vaya manía con querer ser feliz. Balanceando mis piernas, añorando un presente que nunca viene. Así contemplo la puesta del Sol, sentado al borde de un puente. Así espero tu llegada, mas sé que nunca vendrás mientras yo sea consciente. 

¿Por qué no me me amas como yo te amo, Muerte?

-Melok.

sábado, 18 de enero de 2014

Phae

Una ventana hacia otro mundo. Otro, o el mismo, quien sabe. Allí se encuentra esta joven de sangre anglosajona que corre por sus venas. Aventurera de lo paranormal, en ese mundo se siente cómoda pues encaja con el vacío de su interior, con la oscuridad de sus pensamientos, con los monstruos que en ella crecen. Lectora adolescente, no sabes lo madura que pareces de frente. En tu rostro ya se reflejan cicatrices emocionales, heridas en tu alma, daños colaterales. Aunque pienses que no hay quien te merezca por ser "demasiada poca cosa" si no te merecen es justo lo contrario, por ser tan gloriosa, tan altísima, tan hiperbólica. Y mientras narro estas líneas, contemplo a esta pequeña luchadora. Como hechizado por su encanto, la contemplo mientras una sonrisa nace en mis labios.

-Melok.

domingo, 12 de enero de 2014

Pequeña

Se levanta tras una dura noche. Por suerte hoy no batalló en sus mundos oníricos, hoy descansó tras noches en vela. Abre sus ojos de color esperanza. Así pinta su futuro, aunque ella lo tiña en su pensamiento de negro. Joven libertaria en momentos bajos, está bien estar mal a veces, puesto que somos humanos. Pequeña anarquista, no estás sola. Que tu alma rojinegra vuelva a surcar los cielos de la felicidad, del placer. Es duro luchar, lo sé. Es duro darlo todo por les demás y que al recluirte en tu hogar nadie pregunte por tu estado. Mas no has de rendirte, necesitamos toda tu fuerza, toda tu inteligencia, todo tu ímpetu para intentar cambiar las cosas. Mano a mano, sin dejarte de lado. Que la mayor parte de nuestros malestares emocionales ya sabes de dónde vienen: del Capitalismo, del Patriarcado, que aún en nosotres hay moral de esclaves. Doble lucha, doble desgaste, pero merecerá la pena, ya no habrá opresión, no más lastre.

Feminista, que el influjo de tus eslabones no empañe tu visión al mirarte al espejo.

-Melok.

sábado, 11 de enero de 2014

Sábado noche

Sábado con sabor a domingo, olor a invierno. La banda sonora corre a cargo de la lluvia. Una melodía entrecortada con "no vales", "no vayas a comer, estúpido" y demás voces de mi interior. Me encuentro tumbado en un sofá, con una ventana a mi espalda, abierta. Se cuelan unas pocas gotas que mojan mi cuello. Adoro esta sensación. Tengo el portátil en mis rodillas, para ver qué me cuenta el pajarito azul. Al mismo tiempo, tengo en mis manos un libro electrónico, quiero comenzar a leer Drácula. Inmerso en la lectura oigo el sonido de una notificación. Ahí estás tú, pequeña musa, joven luchadora. Ahí te encuentras, tan cerca pero, y sobre todo, tan lejos. "No la haces feliz" vuelvo a sentir. Intento dejar ese pensamiento a un lado, pues quiero hablarte, pequeña. Mientras dialogamos me pongo a pensar. La lectura, electrónica, tu compañía, virtual. ¿Es tan difícil que sea real? Que mi regazo lo ocupe tu precioso rostro y no una máquina, que mis manos estén ocupadas con un libro en físico mientras te leo en voz alta.  ¿Por qué tengo que estar aquí viendo cómo pasan los días contigo tan alejada? Con lo sencillo que sería cambiar de comuna a donde estás, estudiar o trabajar allí contigo, viéndote sonreír. Pero no, seguimos en capitalismo y eso que digo es un idealismo. Si sigo, si no me voy, es para llegar a tener a esta oportunidad. Si mantengo la lucha es por nuestra felicidad. "No conseguirás nada". Pero las voces son más fuertes cada día. ¿Lograré aguantar?

-Melok.

miércoles, 8 de enero de 2014

Tu interior

Oscuridad. La claridad de la Luna no puede atravesar la espesura del bosque. En las rocas atisbo señales, símbolos que rememoran un pasado ya remoto. Reminiscencias de una época más sencilla donde las almas de nuestros congéneres estaban aún en consonancia con la naturaleza que nos rodeaba. Podría ser Inglaterra, Bretaña, Irlanda, Galicia. No lo sé con claridad. Sólo sé que este lugar me calma a la vez que me ahoga. Avanzo entre arbustos que acarician mi cuerpo semidesnudo mientras sollozos de un alma atormentada penetran en mi ser causando una gran impresión por la que me tambaleo y caigo al suelo. ¡Qué dolor! ¡Qué desgracia debe de sufrir ese espíritu! A lo lejos observo un lago, en cuya orilla hay una gran piedra. En ella, una chica está sentada. Escucho el desgarrador llanto que expulsa su cuerpo. Conforme me acerco veo cómo sostiene con su mano derecha una daga que parece a mis ojos antiquísima. Súbitamente, rasga la piel de su brazo izquierdo. Comienzo a correr, necesito socorrerla. No sé quién es, pero algo dentro de mí clama por que su existencia siga. Llego a tiempo para sostener su frágil cuerpo que caía de la roca. Al ver su cara confirmo el lugar en el que me encuentro: Galicia. Y quién es ella, mi pequeña musa. Recuerdo dónde me encuentro en realidad: su interior. Mi pequeña guerra celta, curaré tus heridas. 

Mi pequeña musa, para salvarnos hemos de acabar con esta oscuridad que nos rodea. Es reconfortable a veces, y sé que tienes miedo de volver a la realidad, pero sólo es una ilusión. Si no salimos no podremos recorrer los parajes que tus ancestros recorrían. Ella, que tenía su cabeza apoyada en mi mejilla, me mira con sus preciosos ojos. Sus dorados cabellos parecen iluminar. Y es así en efecto, de ellos aparece una luz que comienza a iluminar su mundo interior, que rompe las cadenas impuestas por sus demonios. Observa mis labios y los besa. Un frío acogedor atraviesa mi cuerpo. Nuestras almas están ahora unidas, pienso mientras todo se va volviendo borroso. 

Estamos despertando, guerrera, hemos ganado esta batalla.

-Melok.

jueves, 2 de enero de 2014

Vaya.

¿Qué me queda si no llego ni a ser buena persona?
Al parecer no llego a ser nada distinto de mí misma.
Vaya, qué decepción.
¿Te imaginas ser la mancha sanguinolenta sobre la nieve?
¿Ser capaz de pintar el gris de colores brillantes?
En algún momento podríamos ser nuestro rojo sobre blanco.
Y Oniria es una mujer hermosa.
Me he tumbado en la cama a pensar que tú ya no me piensas mientras que mi cerebro se consume por tu recuerdo que arde. Me acuerdo de tus palabras, me acuerdo de tu rostro, del olor a café y de las sábanas revueltas. De todo menos de que recuerdes el color de mis ojos.
He pensado en los paseos bajo la lluvia, en como tus ojos marrones se escondían tras los párpados cuando tenías sueño, en como dos horas después volábamos otra vez.
También me he parado a recordad la sonrisa que ponía cuando te veía aparecer por la puerta. En todo el insecticida mental que usaba para calmar las mariposas. En como me abrazabas cuando el frío susurraba a través de la ventana. Me he parado a pensar como se paraban mis dedos sobre tu espalda.
Te llevaste los colores de la primavera y me dejaste viviendo en un invierno constante ¿Te parece justo? Bueno, supongo que sí.
Me paré a pensar en corazones rotos.
Me paré a pensar en poesías mojadas por escribirlas cuando aún sentía demasiado.
Me paré a pensar en mis manos aún recuerdan las tuyas.
Me paré a pensar en aquellas tardes de besos revueltos.
Me paré a pensar, sí.
Supongo que la conclusión es que me olvidé de recordarme que te olvidara.
-Rin.
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