sábado, 11 de enero de 2014

Sábado noche

Sábado con sabor a domingo, olor a invierno. La banda sonora corre a cargo de la lluvia. Una melodía entrecortada con "no vales", "no vayas a comer, estúpido" y demás voces de mi interior. Me encuentro tumbado en un sofá, con una ventana a mi espalda, abierta. Se cuelan unas pocas gotas que mojan mi cuello. Adoro esta sensación. Tengo el portátil en mis rodillas, para ver qué me cuenta el pajarito azul. Al mismo tiempo, tengo en mis manos un libro electrónico, quiero comenzar a leer Drácula. Inmerso en la lectura oigo el sonido de una notificación. Ahí estás tú, pequeña musa, joven luchadora. Ahí te encuentras, tan cerca pero, y sobre todo, tan lejos. "No la haces feliz" vuelvo a sentir. Intento dejar ese pensamiento a un lado, pues quiero hablarte, pequeña. Mientras dialogamos me pongo a pensar. La lectura, electrónica, tu compañía, virtual. ¿Es tan difícil que sea real? Que mi regazo lo ocupe tu precioso rostro y no una máquina, que mis manos estén ocupadas con un libro en físico mientras te leo en voz alta.  ¿Por qué tengo que estar aquí viendo cómo pasan los días contigo tan alejada? Con lo sencillo que sería cambiar de comuna a donde estás, estudiar o trabajar allí contigo, viéndote sonreír. Pero no, seguimos en capitalismo y eso que digo es un idealismo. Si sigo, si no me voy, es para llegar a tener a esta oportunidad. Si mantengo la lucha es por nuestra felicidad. "No conseguirás nada". Pero las voces son más fuertes cada día. ¿Lograré aguantar?

-Melok.

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