Qué mítica y dulce criatura,
acechada por la amargura.
Sirena, es ella tan pura
y de alguna gente la cura.
¿Acaso hay mayor remedio
que hablar contigo el día entero?
¿Hay algo más placentero
que hablar contigo y eliminar mi tedio?
Sucumbido a tus encantos
te pido, a ti, oh sirena, perdón
por causarte tantos espantos
a pesar de llevar mis días a mejor.
¿Por qué el destino
te coloco fuera de mi atino?
¿Por qué vives allá lejos
y sólo sé de ti por líneas
[que leo?
¿Por qué eres tanto, tanto y tanto
y, al pensar en ti misma,
nace un trágico llanto?
-Melok
No hay comentarios:
Publicar un comentario