Ya no tiene fuerzas ni para llorar. Sus lágrimas se han ahogado en el vacío de su interior. Ya no tiene nada por lo que luchar pues su pilar se derrumbó hace tiempo. Encerrado en su habitación aguarda el fin de las horas. ¿Qué hacer cuando no te tienes ni a ti mismo? Días sin comer, sin beber, sin hablar con nadie. ¿Para qué vas a hablar con nadie si la persona que más amas rechaza tus palabras? Cada día que pasa ve cómo en la lejanía ella lo abraza con menos intensidad. Suficiente ha resistido los envites de su tristeza. No iba a durar ni siquiera un año, nadie lo ha aguantado tanto. Excepto él, pero él lleva dos años planeando dejar de aguantarse mas no tiene el valor necesario para ello. Pero ese día puede que vaya a llegar pronto, pues no puede contener su agonía al ver que ella ni siquiera se molesta en verle, en pedirle que vaya, en decirle que lo echa de menos, que lo sigue queriendo. Ya nada ata a este joven suicida al infierno de la vida. Una vida que ni siquiera lo es, pues cada segundo muere un poquito al recordarla cada vez.
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