lunes, 21 de abril de 2014

Los sentimientos no saben de modales

Igual que un globo se va inflando, así se sentía ella tras aquella marcha. Igual que el globo, ella se llenaba de vacío. Un vacío que le sabía a lejanía a pesar de haber sido disipado, diluido, apenas unas jornadas antes. Había conseguido sonreír. Gracias a él hubo conseguido encerrar a sus demonios en el baúl y lo había arrojado debajo de su cama; al interior del reino donde mueren las esperanzas y habitan las pesadillas. ¿Qué podía hacer ahora que las tinieblas volvían a cabalgar por los caminos de su mente? ¿Cómo proteger la entrada a sus más oscuros pensamientos de ellas? 

Nada...

Impotencia, has vuelto sin ser invitada. Y es que los sentimientos no saben de modales. 

Quizás por ello encontraba momentos de comodidad en su tristeza: igual que ella no conocía de normas. La naturaleza, tan sabia, acompaña a su interior con la misma elegancia con la que ella fuma mirando al infinito buscando una paz temporal. Tirada en la cama es arropada por la lluvia. Hay que ser muy valiente para salir de la cama. O muy loca. Quizás ambas cosas; quizás los valientes estén locos.

-Melok

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